En la ida ante Deportes Puerto Montt, fue evidente que el equipo dio notorios pasos adelante en la forma y fondo de su juego, quedando de manifiesto que la llegada de Víctor Rivero provocó el remezón y la reacción esperada.
La derrota 2 a 1 terminó siendo un duro castigo por lo hecho en el Estadio Chinquihue, donde Unión San Felipe hizo un primer tiempo a buen nivel, en el que solo una desinteligencia en la salida permitió el empate sureño, que de paso trizó la confianza, porque durante los primeros minutos del segundo lapso, los de Rivero mostraron algunas cuotas de inseguridad que terminaron desencadenando la derrota.
Puerto Montt aprovechó a cabalidad su localía, porque fue evidente que su hinchada lo empujó hacia adelante, así llegaron al desnivel, justo en un momento en el cual los aconcagüinos no terminaban de reacomodarse en el gramado sintético del Chinquihue.
Dentro de las novedades mostradas durante el domingo estuvo que por momentos se jugó con dos 9(Pineda-Castro), apuesta que si bien es cierto no rindió frutos en goles, si demostró que puede ser factor de desequilibrio en la revancha, a raíz que los centrales ‘salmoneros’ perdieron la referencia en la marca.
Donde también se vio un avance fue en el tema físico. No es sencillo sostener largos pasajes de un encuentro una presión alta, y San Felipe pudo hacerlo, al mostrarse intenso y con mucho ritmo, por lo que de seguir por esta senda es perfectamente factible seguir en carrera por el sueño del ascenso a la Primera A.