Está muy claro que el equipo con su hinchada es otro
Consumada la victoria sobre el porfiado y rudo cuadro de Rangers, la alegría y emoción del plantel sanfelipeño era exactamente igual a la que sintieron y sienten los fieles que se animaron a ir al estadio a apoyar al Uní Uní en un momento de angustia, precisamente cuando el equipo más lo necesitaba; tal vez fue eso lo que hizo que el gol de Lucas Wilchez luciera más hermoso de lo que fue, ya que aún está viva la imagen de esa verdadera comunión y éxtasis que a los 83 ‘se produjo entre la hinchada y los jugadores.
Frente a Rangers no fueron muchos, pero justamente cuando el pleito parecía ponerse cuesta arriba tras el empate de Rangers y la expulsión de Lanzini, dio la impresión que eran miles y que el Uní Uní jugaba con doce jugadores, porque el hincha entendió que era una obligación volver a poner de pie a los guerreros que tienen el honor de vestir de albirrojo. “Este fue el mejor reencuentro que podíamos tener con nuestra gente, pese a que no somos tantos, siempre dio la impresión que el estadio estaba lleno; creo que el apoyo fue vital para que con un hombre menos pudiéramos ganar y quedarnos con tres puntos que son muy importantes para lo que viene”, afirmó el entrenador Víctor Rivero.