LA ÚNICA VERDAD.
En los últimos días, la opinión pública ha sido bombardeada con una dirigida campaña comunicacional que pretende instalar la idea que la Segunda División del fútbol profesional chileno ha sido “injustamente” perjudicada por un “descriterio deportivo” de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional y, en particular, de los clubes que integramos la Primera B.
Al respecto, es necesario dejar en claro que la situación actual es consecuencia de los acuerdos de los actores de toda la actividad a fines de 2019, cuando hubo que -ante imprevistos y urgentes hechos- enfrentar la situación derivada del término anticipado y obligado de los campeonatos en disputa.
Como la situación afectó a todas las divisiones del fútbol profesional chileno, la solución a la misma debe ser afrontada y soportada por todas las categorías.
Si bien en 2019, no hubo ninguno de los dos descensos que debieron existir, la Primera División debió sufrir tres descensos en 2020 (ya consumados y no los dos tradicionales) y dos descensos “y medio” en la temporada 2021.
Por su parte, la Segunda División no sufrió perjuicio alguno en la temporada 2019 pues mantuvo su ascenso (Ascendió San Marcos de Arica) y, por el contrario, fue favorecida, pues no sufrió ninguno de los dos descensos que debían ocurrir. Es más, en la temporada 2020 tampoco efectuó aporte alguno a la solución del problema que nos convoca, pues tuvo su ascenso (Logró subir Lautaro de Buin) y sufrió los dos descensos tradicionales: Es decir, y que quede claro, hasta el momento la Segunda División sigue con sus tradicionales expectativas deportivas y premios para la competencia.
Pero en lo que dice relación a la Primera B, la situación es muy distinta, pues si bien es cierto, en la Temporada 2019 no sufrió el único descenso tradicional, en la temporada 2021 ya no tendrá sus dos ascensos acordados, por el contrario, solo uno directo y otro a jugarse en cancha con un equipo de Primera División (con la misma o peor desventaja deportiva que alega la Segunda División). Y además, deberá enfrentar su acostumbrado descenso directo, pero también podría exponerse a un probable segundo descenso, en una circunstancia absolutamente inédita para la categoría.
Resulta entonces claro que la División más golpeada por la solución buscada a los hechos de 2019 es precisamente la Primera B y, es sorprendente, que las voces escuchadas pretendan incrementar aún más este perjuicio y evidente injusticia, pues se nos quiere obligar no sólo a renunciar a un ascenso sino que además a aceptar dos descensos directos, y dejar a la Segunda División lejos de toda colaboración o solidaridad en la búsqueda del retorno a la normalidad. Todo esto sin contar que los tres elencos de Primera División descendidos en el último torneo tendrán doble castigo: sufrieron por un descenso extra y ahora tendrán un ascenso menos…
Los clubes firmantes reafirmamos nuestro compromiso de colaborar en la vuelta a la normalidad para disputar los campeonatos, pero no estamos dispuestos a que el costo mayor sea asumido –como históricamente suele ocurrir- por la Primera B y que los clubes de Segunda División no realicen aporte alguno asumiendo una actitud intolerable, injusta y arbitraria de falsa víctima.
Adhieren a la presente declaración los siguientes clubes: