En un deporte tan competitivo y de alto rendimiento como lo es fútbol profesional, se hace recurrente hablar de la regularidad, un concepto fundamental, que cuando se alcanza permite englobar campañas que generalmente concluyen con éxito.
Ese es el caso de Unión San Felipe modelo 2022, cuadro que durante la primera parte del torneo exprimió al máximo sus virtudes, lo que le permitió cerrar esta etapa en el tercer lugar de la tabla.
Generalmente el resultado en cancha es el producto final del trabajo y la buena planificación que se hace desde el momento mismo en que se piensa una temporada. Elegir un técnico acorde a las necesidades y políticas del club (tiraje a la cantera, respetar la identidad de juego), profesionales y jugadores no es una labor sencilla. Después, cuando se echa a andar la máquina, recién se sabe si los estudios y posteriores elecciones fueron las correctas.
Hasta ahora e independiente de algunas grietas futbolísticas que claramente se produjeron por el desgaste físico producto de la gran cantidad de partidos pendientes, Unión San Felipe puede decir con plena convicción que es un equipo regular, apreciación que las estadísticas avalan en su totalidad.
Vamos por parte; de 16 juegos ganó 9, empató 5 y perdió solo 2. En materia de goles convirtió 18 y recibió apenas 8, convirtiéndose por lejos en la mejor defensa y arco menos batido de toda la serie.
En materia de partidos ganados, el Uní Uní es el tercero, tras Magallanes (14) y Cobreloa (10); a eso hay que adicionar que es el séptimo mejor ataque del torneo, teniendo dentro de sus filas a Julio ‘El Comandante’ Castro, el goleador del certamen con 8 dianas.
Con la primera rueda ya concluida es bueno tener presente todo esto, ya que solo aplicando una visión más amplia se puede concluir que lo que hizo ‘El Gigante de Aconcagua’ no fue casualidad, sino que el resultado de una serie de factores, que le permitieron ser regulares, y con ello un actor protagónico y no de reparto en la competencia de plata del balompié rentado nacional.